Noticias del Día — 7 de marzo de 2009 | 22:47

El derbi visto por un rojiblanco

Un texto de

J.J.López

¿Cómo vive un colchonero un derbi? ¿Qué piensa antes, durante y después del partido? ¿Qué pensará de las ocasiones de Agüero? ¿Y del fuera de juego de Huntelaar? Os contamos cómo vive el día 'D' un aficionado rojiblanco.


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7 de marzo de 2009, ha llegado el gran día. Después de pasar toda una semana con la moral muy alta tras el 4-3 al FC. Barcelona, llega el derbi.  Al despertarme y recordar en que día me encontraba, he sentido un cosquilleo especial en mi cuerpo.

Ya queda poco he pensado, y me puesto a imaginar como sería el partido de hoy, si el Madrid metería primero, si sería el Kun el que silenciará al Bernabeu .pero todos mis pensamientos acababan igual, con la victoria del Atlético de Madrid. Esto año sí, me decía. Tras desayunar me he puesto a leer la edición online de los periódicos deportivos españoles. Quería saber cómo hacían los periodistas expertos ese último enfoque del derbi.

Desgraciadamente (pero solo para éstos partidos), tengo más amigos vikingos que colchoneros, y durante toda la semana he tenido que aguantar las típicas bromas de que este año tampoco iba a ser, que si nos íbamos a llevar un saco de goles del Bernabeu…pero ni por esas han podido con mis ánimos, unos ánimos que iban creciendo según más se acercaba la hora del clásico.

Para un partido como éstos, lo mejor, creo yo, es verlo tranquilamente en casa, así podrás fijarte más en todos los detalles. Aunque los derbis en mi casa no pueden ser muy tranquilos, ya que parte de mi familia son del Real Madrid y otros somos del Atlético de Madrid.

Al llegar las 7 de la tarde la tensión se hizo incontrolable, y tras responder a los últimos sms de mis amigos madridistas, me dispongo a sentarme en el sofá y a colocarme un auricular para escuchar la radio (me gusta escuchar la radio mientras veo los partidos). Y a las 20:00 comienza el derbi…

Y lo hizo con dos equipos bastante ordenados. Tanto Abel, como Juande Ramos, se tomaron el partido muy en serio, aunque éste último pensaba en el partido del martes contra el Liverpool, ya que sentó a Higuaín en le banquillo. Pronto empezó a asustarme el R.Madrid, con una doble ocasión para Robben y Raúl respectivamente, pero Leo Franco primero y Pablo después, devolvieron la calma a mi interior al mandar la pelota a córner.

El Atlético no se dejaba dominar por el conjunto blanco, y eso hizo crecer en mi interior un sentimiento positivo aunque la primera ocasión clara no llegara hasta el minuto 21. En la misma jugada tras esa oportunidad rojiblanca, Robben se cruzó todo el campo con el balón, pero su disparo lo atajó Leo Franco. Ese egoísmo de Robben durante toda la primera parte me resultaba por una parte un alivio, pero por otra no podía olvidar la peligrosidad del holandés.

Agüero, Forlán, Maxi y Simao, para desesperación de mi familia madridista, volvían loca a la defensa blanca, pero Marcelo con un potente disparo que logró Leo Franco desviar a córner, me puso los pelos de punta. Sentía los latidos de mi corazón latir cada vez más deprisa, no se si previendo que algo bueno estaba a punto de llegar. Pero de momento, era el Kun el que ponía en apuros tanto a la defensa madridista como a Casillas, pero el portero madrileño salvó ese mano a mano con el argentino.

Ese nerviosismo que sentía en mi interior, cada vez iba a más, hasta que supe el motivo, y una explosión de júbilo salio de mi ser. Agüero coge un balón en el centro del campo y lo conduce hasta que ve perfectamente desmarcado a Forlán, quien tras un buen control, fulmina a Casillas en el mano a mano. 0-1, no podía creérmelo, pero era cierto, aunque sabía que debería esperar al final del encuentro. Y así llegamos al descanso.

Durante el descanso, mi familia y yo charlamos sobre las ocasiones de uno y otro equipo, y sobre el gol de Forlán, avisándome los madridistas, que todavía el partido no había acabado.

Comenzó la segunda mitad, y Maxi y Forlán hicieron que saltará dos veces del sillón, aunque no consiguieron marcar gol, ya que ambas llegadas fueron desbaratadas por la defensa local. A los 10 minutos, Juande se arrepintió de pensar en el Liverpool, e hizo un doble cambio. Higuain y M.Salgado, sustituyeron a Guti y Heinze respectivamente. Parece ser que le salió bien la jugada al manchego, ya que muy poco después Huntelaar, en fuera de juego eso sí, consiguió el empate. El nerviosismo inicial, dio paso a una indignación, que me recordó a tantas ocasiones en las que los árbitros ayudaban al Madrid en un derbi…

El Bernabeu se convirtió en un nuevo escenario, aunque con los mismos actores, porque a pesar del gol, el Atlético de Madrid, no se vino abajo, y Forlán con un disparo al palo estuvo a punto de poner a los rojiblancos de nuevo por encima del marcador. Abel, que si se dio cuenta de que sus jugadores podían empezar a desfallecer por la intensidad con la que habían jugado hasta entonces, cambio primero a Maxi por Forlán, y poco después a Maniche por Camacho.

Y a partir de aquí, esa indignación se truncó en desesperación y frustración. Agüero llegaba cada dos por tres al área de Casillas, pero el argentino era incapaz de marcar. Fue entonces cando se me pasó por la cabeza que tanto perdonar nos iba a costar muy caro, porque hacía mucho tiempo que no dominábamos en ocasiones como hoy. Menos mal que las últimas llegadas madridistas se quedaban en la frontal del área, o sus disparos se iban fuera.

Al final del partido ya no sabía ni como me sentía. Me sentía afortunado por haber roto la racha de victorias del Madrid, y haber empatado. Me sentía desgraciado por no haber ganado en el Bernabeu, después de un partido propio para ello. Me sentía indignado, ya que una vez más un robo nos privaba de los 3 puntos. Y me sentía orgulloso por haberle jugado de tú a tú, de forma maravillosa al Real Madrid.

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